... o desde cerca


Desde lejos o desde cerca, da igual, al final siempre se ven las historias distorsionadas ¿o no?

Soy una persona que llegando a mi “mitad de vida” no es que haya vivido muchas aventuras espectaculares, aunque alguna buena tengo, pero sí he tratado de vivir intensamente. La máxima de hacer todo lo que me apetezca, porque no se si lo voy a poder hacer más adelante, ha podido conmigo más de una vez… pero eso es otra historia que acabará saliendo por aquí.

El caso es que la mayoría de veces que trato de revivir algo del pasado, todo son buenos recuerdos, quizá sea el mecanismo de protección de mi cerebro, pero siempre me quedo con lo bueno y dejo a un lado lo malo. Creo que casi todo son ventajas ya que me proporciona una sensación de haber vivido feliz, pero tiene algún inconveniente, volver a tropezar una y otra vez con la misma piedra, y es que me falla uno de los pilares básicos del aprendizaje, el tratar de no cometer los mismos errores ya vividos, y así no hay manera. Pero cada uno es como es, y a estas alturas me va a ser complicado cambiar.

Desde cerca tampoco es que se vean las cosas con claridad, por lo menos en mi caso. Existen tantos factores que pueden afectar a la percepción: el cansancio, el estrés, el hambre o la tristeza, frente a la vitalidad, la tranquilidad, la satisfacción o la alegría. No, definitivamente nuestro cerebro no procesará de la misma manera un hecho si la combinación de factores no es exactamente la misma. Por eso, aunque a veces el cuerpo pide actuar frente a una situación en el mismo instante en el que ocurre, prefiero ser reflexivo, tomarme mi tiempo y verlo desde otra perspectiva, desde un poco más lejos. 

Conclusión,  la respuesta a la pregunta del principio no es ni de lejos ni de cerca, quizás haya que mirar las cosas desde un punto intermedio. Ese en el que algún sabio dijo que estaba la virtud. 

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